El impacto de la sostenibilidad medioambiental en el mercado laboral

¿Qué competencias de trabajo tendrán relevancia en una economía sostenible? Os presentamos un resumen de estudios empíricos que se están realizando dentro de INGENIO en torno a la estructura del ‘empleo verde’ y a los conocimientos que éste requiere.

La transición hacia economías cada vez más sostenibles producirá beneficios a largo plazo en términos de reducción de daños medioambientales y, al mismo tiempo, conllevará importantes oportunidades y desafíos. En relación al mercando laboral, por ejemplo, existe inquietud por las alteraciones debidas a la expansión de las tecnologías y prácticas empresariales sostenible ya que éstas podrían provocar que los conocimientos técnicos de la plantilla queden rápidamente obsoletos, o que se produzca un rápido incremento en la demanda de nuevas competencias, así como de otras ya existentes que, en caso de escasear, provocaría una carencia de mano de obra con las competencias requeridas.

A raíz de estas inquietudes, ha surgido un intenso debate en relación a “green jobs” (empleos medioambientales) y “green skills” (habilidades medioambientales), especialmente desde que se destinan importantes recursos para lograr un crecimiento económico sostenible en el marco de intervenciones gubernamentales – como por ejemplo la ‘Estrategia Europea 2020’ o la ‘Green Jobs Act’ en los EE.UU. A pesar de que existen fuertes contraposiciones sobre la eficacia de dichas acciones, curiosamente, apenas se han realizado estudios empíricos suficientemente rigurosos que orienten las intervenciones públicas destinadas a afrontar estos desafíos.

Nuestra idea es que para determinar las implicaciones económicas del crecimiento sostenible, se deben definir detalladamente los cambios que la nueva organización de la producción provocará en la actividad laboral. Esto implica, en primer lugar, adquirir conciencia de que las acciones de mejora medioambiental incluyen opciones tan diversas como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante el desarrollo de energías renovables, el aumento de la eficiencia energética en el transporte, la vivienda y la producción industrial, el reciclaje y la reutilización de los materiales, etc. En segundo lugar, es de tener en cuenta que tanto la biodiversidad como la diversidad industrial resultante de los esfuerzos por lograr la sostenibilidad medioambiental alterarán las estrategias empresariales fomentando un proceso de selección de industrias, empresas e, inevitablemente, de conocimiento. Las implicaciones para la fuerza de trabajo serán múltiples, entre ellas la aparición de nuevos puestos y desaparición de otros, así como cambios importantes en las tareas ocupacionales y en las bases de conocimientos que les corresponden.

Junto con mis coautores hemos elaborado dos estudios empíricos con el fin de identificar estos cambios en la organización del empleo y la naturaleza del trabajo. Nuestra investigación se centra en las tareas, habilidades y requisitos formativos, así como en los itinerarios profesionales a través de los cuales los empleados adquieren y aplican sus conocimientos técnicos, es decir la capacitación en el lugar de trabajo y la experiencia laboral. De este modo, abordamos dos cuestiones principales:

1. ¿Difieren los empleos "verdes" de los "no verdes" en cuanto al tipo de capital humano?

En el primer estudio (Consoli y col., 2015) se emplean datos sobre la estructura de la fuerza de trabajo en los EE.UU con el fin de identificar un subconjunto de empleos “verdes” y otro de empleos “no verdes” similares en términos de características laborales. Entre los primeros, distinguimos entre Green Enhanced Occupations, esto es, puestos ya existentes que experimentan una transformación tanto en el contenido del trabajo como en las competencias, y los nuevos puestos que surjan a raíz del desarrollo de una economía verde, o Green Emerging Occupations. Por otro lado, comparamos los puestos verdes y los no verdes a partir de: 1) criterios estándares de evaluación de capital humano (nivel formativo, capacitación en el lugar de trabajo y experiencia laboral); 2) las tareas ligadas a los puestos, basándonos en la taxonomía de Autor y col. (2003); y 3) la exposición a la tecnología que los puestos implican (incluyendo los puestos de orientación medioambiental), datos obtenidos a partir de la información disponible sobre patentes e inversión en I+D.

La determinación empírica revela que, en general, en los empleos verdes se aplican habilidades cognitivas no rutinarias con mayor frecuencia que en los empleos no verdes. Del mismo modo, los empleos verdes ya existentes en los que se espera que se produzcan más cambios con respecto a los conocimientos exigidos son aquellos que requieren un mayor nivel formativo, así como una mayor experiencia laboral y capacitación en el lugar de trabajo, a diferencia de los empleos no verdes. Por otro lado, la capacitación en el lugar de trabajo es una característica distintiva de los nuevos empleos que van a surgir como resultado de la transición a una economía más respetuosa con el medio ambiente. En su conjunto, este estudio empírico subraya las deficiencias esenciales halladas en la lógica binaria de “empleos verdes contra marrones” que hasta ahora ha venido dominando el debate tanto a nivel académico como de policy.

2. ¿Existen las habilidades verdes?

Idealmente las políticas del futuro serán dirigidas a la producción y la difusión de conocimientos relevantes en el nuevo panorama económico. Para que esto sea posible, es necesario determinar las competencias asociadas a las tecnologías y prácticas empresariales sostenibles. En Vona y col. (2015), proponemos una estrategia para identificar las habilidades que se aplican más intensamente en los empleos verdes frente a los no verdes utilizando como fuente de información el programa “Green Economy” de O*NET. Este análisis se articula en dos pasos. El primero consiste en calcular un Índice Medioambiental de Competencias que nos permita clasificar los empleos verdes de acuerdo con la cantidad de tiempo dedicado a un tipo concreto de tareas directa o indirectamente relacionadas con la sostenibilidad medioambiental (véase Tabla 1). La taxonomía resultante indica que la mayoría del empleo verde se concentran en los perfiles profesionales más cualificados (esto es, directores e ingenieros), así como en los empleos de manufactura y producción de baja cualificación (esto es, en los trabajadores de la construcción, mantenimiento y reparaciones).

Aunque este ejercicio permite clasificar los puestos de trabajo, no resulta útil a la hora identificar las competencias generales que complementarían las llamadas actividades verdes. Para tal propósito el segundo paso de nuestra estrategia consiste en estimar la relación estadística entre las tareas generales y nuestro indicador medioambiental. El resultado es un conjunto de cuatro tipos de Habilidades Medioambientales Generales que son considerablemente importantes en los empleos verdes:

a. Habilidades técnicas y de ingeniería necesarias para el diseño, desarrollo y evaluación de la tecnología. Este tipo de conocimiento técnico es muy importante para la eco-construcción, el diseño de energías renovables y los proyectos de I+D en eficiencia energética;

b. Habilidades científicas en disciplinas como la Física y la Biología que son especialmente demandadosen los primeros eslabones de la cadena de valor y en el sector de los servicios públicos;

c. Habilidades de gestión de operaciones para facilitar los cambios requeridos en la estructura organizativa con el fin de desarrollar actividades verdes mediante la gestión del ciclo de vida de los productos, la producción eficiente y la cooperación con actores externos, incluyendo las autoridades reguladoras y los clientes;

d. Habilidades de supervisión relacionadas con la interpretación de requisitos normativos para el cumplimiento de criterios técnicos, especialmente importantes en el caso de las empresas pertenecientes a sectores contaminantes.

Es interesante observar que tres de estas habilidades verdes (a excepción de habilidades de supervisión) se adquieren a través de intensa formación. La prevalencia de perfiles altamente cualificados dentro de este conjunto de ocupaciones concuerda con anteriores investigaciones en las que se demostró que los nuevos puestos implican tareas de mayor complejidad, así como una mayor exposición a las nuevas tecnologías, en comparación con los puestos ya existentes. En términos generales, este resultado sugiere que la transición hacia economías sostenibles se encuentra en una etapa incial del ciclo de vida, una fase donde la puesta en marcha de estrategias para hacer frente a problemas ambientales y, a la vez, economicos precisará de competencias analiticas y cognitivas.

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