SOMOS INGENIO: Álvaro Fernández-Baldor

05/07/2024

Si hablamos de Álvaro Fernández-Baldor hablamos de Buen Vivir. Y no porque su lugar preferido en el mundo sea Cantabria ni porque haya visto varias veces La vida es bella, sino porque gran parte de su labor investigadora se basa en cómo entienden este concepto en comunidades andinas o en cómo impacta socialmente la tecnología. Es optimista con el futuro de la ciencia española y apuesta por la investigación orientada a promover la justicia social y ambiental. Dice que le faltan dos cosas: financiación para la investigación y tiempo para leer.

¿Cuál es tu trabajo dentro de INGENIO? Soy profesor permanente laboral en el Departamento de Proyectos de Ingeniería e investigador en Ingenio. Soy ingeniero de formación, pero me dedico a investigar el impacto social de la tecnología.

¿Cómo definirías tu día a día en el instituto? Me gusta que sea un instituto multidisciplinar, con gente muy diversa y con muchas posibilidades de colaborar con todas las personas que lo integran. Pero, sin duda, lo que más me gusta en el día a día es compartir café con la gente en la cocina en los descansos que realizo. Al final en los espacios informales te enteras mejor de cómo son las personas e incluso de la investigación que realizan.

¿Cuál es tu línea de investigación? El tema central sería analizar el impacto social de la tecnología. Investigo cosas que me apasionan, como las tecnologías apropiadas, el papel de los movimientos sociales en promover tecnologías más justas social y ambientalmente y, en general, el rol que puede jugar la tecnología en promover una transición hacia un modelo más justo. Creo que al investigar la gente tiene mucho que aportar (diferentes actores como ONG, administración pública, etc. y ciudadanía en general), por lo que creo en la cocreación del conocimiento y en una investigación que sea útil para la sociedad. Me he especializado en metodologías participativas porque creo que ayudan precisamente a facilitar que la gente participe en los procesos de cocreación de conocimiento.

¿En qué proyectos trabajas actualmente? Actualmente lidero dos proyectos: uno en Guatemala sobre el Buen Vivir y tecnologías apropiadas de la convocatoria ADSIDEO (CCD-UPV), que pretende analizar cómo entienden algunas comunidades mayas el Buen Vivir y cómo las tecnologías apropiadas que implementan se alinean con esa visión del Buen Vivir. Y, por otro lado, lidero un proyecto de ciencia ciudadana en Orriols (Valencia) financiado por el FECYT, en el que la ciudadanía está involucrada en un proyecto tecnológico, pero no solo participando en talleres o entrevistas, sino decidiendo qué medir, cómo medir, analizando los datos y divulgando los mismos. También participo como investigador en otros proyectos liderados por otras compañeras de Ingenio. Y, por último, estoy dedicando muchas horas junto a otra compañera de Ingenio a desarrollar la Estrategia de Educación para el Desarrollo 2024-2029 que nos ha encargado la Generalitat Valenciana y estamos haciendo un procesos participativo con la academia y la sociedad civil.

¿Cuáles son tus últimos resultados? De los proyectos anteriormente mencionados, destacaría el de Guatemala pues acaba de finalizar el trabajo de campo y tenemos los resultados preliminares. Los resultados evidencian que las comunidades analizadas (Mam e Ixil) tienen una concepción del Buen Vivir muy similar al de las comunidades andinas, mucho más investigadas. El Buen Vivir se entiende desde tres ejes: uno personal, relacionado con satisfacer las necesidades básicas (armonía personal); otro en cómo nos relacionamos con el medio ambiente (vivir en armonía con la naturaleza); y un tercer eje relacional, que tiene que ver con la vida en comunidad basada en la solidaridad, la reciprocidad, etc. (armonía con la comunidad). Por otro lado, es interesante que las comunidades analizadas definen las tecnologías apropiadas no solo como aquellas tecnologías adaptadas al contexto local y que les permite conseguir esas tres harmonías como sistemas de potabilización caseros, cisternas de captación de agua o cocinas ahorradoras de leña, sino que también incluyen como tecnologías apropiadas otros procesos comunitarios o tradicionales que se alinean con su visión del Buen Vivir. Me refiero a prácticas agroecológicas que les permiten subsistir sin dañar la naturaleza o las cajas ahorradoras, que es un método colectivo para poder prestar dinero a las familias de la comunidad que lo necesiten de manera alternativa a un banco.

¿Y retos más inmediatos? ¡Tengo muchos retos! Pero quizás atreverme a pedir algún proyecto grande que me permita trabajar este tipo de proyectos en red con otras universidades a nivel internacional. Otro reto es compaginar toda la docencia que tengo en la UPV con la investigación. La docencia y gestión académica supone más del 60 o 70% de mi tiempo y me gustaría que fuera al revés, conseguir que la investigación sea quien consuma mi dedicación.

¿Qué opinas sobre el momento actual de la ciencia española? Soy bastante optimista con el sistema, aunque evidentemente hay muchas cosas que mejorar. Falta mucha financiación (si nos comparamos con otros países europeos) y sobre todo hay que mejorar la estabilización del personal investigador. No puede ser que la gente dedique más de 10 o 15 años hasta conseguir una plaza fija. Las becas y contratos están bien, pero no dejan a las personas planificar su futuro, siempre tienen que estar pendientes del siguiente contrato o ayuda. En cambio, creo que se están dando pasos positivos. Se generan más plazas, hay algo más de financiación y en general, se está empezando a promover una investigación responsable y encaminada hacia mejorar el mundo en el que vivimos.

¿Qué destacarías de nuestro sistema científico? La capacidad de la gente en España para investigar y su profesionalidad. Los países periféricos del sur de Europa tenemos una imagen que no se corresponde con la realidad. Al trabajar con gente de otros países te das cuenta del profesionalismo que existe en nuestro sistema científico y la alta capacidad técnica y humana de la gente en nuestro país.

¿Y de la política científica? Veo que se están empezando a promover cambios hacia la internacionalización, la multi e interdisciplinariedad, y la investigación orientada a los retos sociales y ambientales a los que nos enfrentamos. Aún así queda mucho camino por recorrer.

¿Qué cambios crees necesarios en el sistema de ciencia y tecnología del país? Creo que existen dos grandes retos: invertir más dinero en investigación (tanto para proyectos y programas como para estabilizar al personal); y también apostar más por aquella investigación orientada a promover la justicia social y ambiental. También creo se sigue pensando mucho en la transferencia de tecnología, pero menos en la cocreación de conocimiento. Para ello sería necesario involucrar más a los diferentes actores en la investigación.

En primera persona

Una persona que te haya marcado o lo siga haciendo: todas aquellas personas que luchan por la justicia. Pero quizás la primera persona fue Amartya Sen por su trabajo en la India y su manera de conceptualizar el desarrollo como la ampliación de las oportunidades reales de las personas.
Un recuerdo: el nacimiento de mis hijos.
Un libro: Small is beautiful (M. Schumacher, 1973).
Una película: ¡qué difícil escoger sólo una! Quizás La vida es bella (R. Benigni).
Una canción: Me encanta el punk-rock español, así que cualquiera de Extremoduro o Marea.
Tu lugar preferido en el mundo: Cantabria, ¡¡¡por supuesto!!!
Un desafío personal: sacar más tiempo para retomar la lectura (¡que no sean papers!).
Un deseo: que acabe el genocidio en Gaza, la invasión rusa en Ucrania.

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Fecha aparición en Actualidad: 
De Viernes, 5 Julio 2024 hasta Viernes, 6 Septiembre 2024